¿Con qué mentalidad estás liderando?
Abrazar una mentalidad de crecimiento, en vez de una mentalidad fija, nos coloca en una mejor posición para tomar decisiones y potenciar oportunidades
Si hay actividades que a lo largo de tu vida no has intentado o abandonaste, como aprender otro idioma, porque anticipaste que no te sacarías un rotundo 100 has aplicado una mentalidad fija. Si aceptaste una posición en un área diferente a la de tu experiencia profesional, con la convicción de que lograrías una exitosa transición, desplegaste en este caso una mentalidad de crecimiento.
Si cuando las cosas te salen mal tienes tendencia a asomarte a la ventana, para responsabilizar a otros o buscar excusas del entorno y te invade, en esas situaciones, una perturbadora sensación de fracaso, estás siendo víctima de la mentalidad fija. Por el contrario, si en circunstancias parecidas te ves en el espejo y te preguntas “cómo pude haberlo hecho mejor”, o “en qué debo esforzarme aún más”, y al hacerlo te sientes energizado, estás actuando con una mentalidad de crecimiento.
Todos tenemos una tendencia hacia una de las dos mentalidades según Carol S. Dweck, psicóloga de la Universidad de Stanford. De acuerdo con sus investigaciones, el 40% de las personas tiene una mentalidad de crecimiento, otro 40% una mentalidad fija y el 20% restante una combinación de las dos. Dependiendo del contexto (laboral, familiar, social, etc.) también puede ocurrir que apliquemos una u otra mentalidad.
¿He ganado?. ¿He perdido?. Estas son preguntas incorrectas. La pregunta correcta es: He hecho mi mejor esfuerzo?. Carol Dweck
Escudriñar cuál es realmente la mentalidad que nos habita -sin importar nuestra edad, profesión o lo lejos que hayamos llegado profesional o empresarialmente- puede ser un revulsivo para liberar un potencial hasta ahora desconocido. Y vale la pena. Porque la visión que tenemos de nosotros mismos afecta profundamente la forma en que gobernamos nuestra vida y, por lo tanto, los resultados que obtenemos. Dweck lo dice con la contundencia que le permiten más de 20 años investigando ambos tipos de mentalidad. Tampoco titubea al afirmar que de las dos, es la mentalidad de crecimiento la que puede conducirnos al éxito en todos los órdenes de nuestra vida.
Mentalidad fija
Las personas con mentalidad fija tienden a creer que la inteligencia, la personalidad y el carácter son inherentes y estáticas. Esta creencia la trasladan a otras cualidades, habilidades y aptitudes, en distintos ámbitos. A ver si algunas de estas frases te resuenan:
- Nací negado para la música.
- Nunca aprenderé inglés.
- Para qué intentar jugar tenis si lo haré mal.
- Soy como soy. Así nací y no puedo cambiar.
- No tengo habilidad para…los negocios, las finanzas, relaciones, etc.
- Las cosas se deben hacer de esta manera.
- No lograré ser un buen jefe.
- Estoy segura de que caeré mal.
- Tengo que demostrar lo inteligente / capaz que soy.
- Si no tengo esa habilidad para qué intentarlo.
- Me enfoco en los desafíos que puedo manejar.
- Siento que el éxito de otras personas me amenaza.
Por su necesidad de demostrar su valía -sus capacidades y aptitudes- las personas con una marcada mentalidad fija evitan los riesgos. Trabajan desde sus fortalezas, refugiándose en su zona de confort, aunque el contexto exija otras habilidades. Una equivocación es como una puñalada para su ego, que tratarán de endosar a otros.
El feedback y la crítica se toman de forma personal, como un ataque hacia ellos que deben repeler. Si el entorno cambia y se pone más retador, levantarán la bandera del pesimismo. En la adversidad se atrincheran en lo que conocen o en lo que les ha funcionado, cerrándose a nuevas perspectivas, caminos y posibilidades.
Lo único que te impide conseguirlo que quieres es la historia que te sigues contando a ti mismo. Tony Robbins
Mentalidad de crecimiento
Las personas con una acentuada mentalidad de crecimiento piensan que sí ponen empeño suficiente pueden modificar su inteligencia, su personalidad y su carácter. Esta certeza la aplican con determinación en diferentes entornos. No se auto-limitan ni se etiquetan, se abren a las posibilidades y disfrutan aprender de sus errores. Sus frases serían del tipo:
- Puedo desarrollar mi oído para la música.
- Si le dedico más tiempo llegaré a dominar el alemán.
- Voy a divertirme aprendiendo a jugar tenis.
- Cambiar está en mí si realmente lo quiero hacer.
- Si me esfuerzo puedo adquirir otras habilidades.
- Las cosas siempre se pueden hacer de otra manera.
- Me esmeraré en llegar a ser un buen jefe y lo conseguiré.
- Haré lo que esté en manos para establecer una buena relación.
- Me enfocaré en mi desarrollo y crecimiento.
- Si todavía no tengo esa habilidad tengo que persistir.
- Cuanto mayor sea el desafío mejor.
- El éxito de otras personas me inspira.
La forma más efectiva de hacerlo, es hacerlo. Amelia Earhart
Como su foco está en su propio desarrollo suelen valorar el feedback. De hecho lo buscan proactivamente. Su pasión por mejorar es su sello distintivo y esta característica la pronuncian cuando las cosas no van bien. Suelen crecer en la adversidad, buscando nuevas rutas y perspectivas. Para ellos el esfuerzo es la clave. El fracaso no los desanima, más bien los impulsa.
¿Hacia dónde se inclina tu mentalidad?
En caso de que la tuya sea una actitud de crecimiento no te sorprenderá entender porque, mientras otros se achican ante la crítica, el error y las dificultades, en tu caso estos elementos actúan más bien como catalizadores para esforzarte aún más y encontrar oportunidades donde otros ven obstáculos. Así que potencia tu mentalidad de crecimiento en otros. Conviértete en un embajador del poder del esfuerzo, de la magia de aprender a reírse de uno mismo y de la fuerza de perseverar. Contagia a otros tu actitud!.
En contraste, si tu propensión es hacia una mentalidad fija, tu voz interna puede estarte diciendo, en este momento, lo contrario, pues las personas con este tipo de mentalidad quieren siempre verse y lucir bien. Si fuese así, haz un alto. Piensa en todo aquello que no has intentado, en lo que has evitado, en lo que te has perdido. Y luego, en el potencial que podrías desplegar si te dieras la oportunidad. No te sigas autolimitando.
“La actitud es una pequeña cosa que marca una gran diferencia”. Winston Churchill
La mentalidad fija, de acuerdo con las investigaciones de Dweck puede cambiarse. El primer paso es la consciencia. El segundo es aplicarnos en ello con voluntad deliberada y con la actitud de un buen aprendiz.
Se trata de creer. Creer en uno mismo, en nuestras capacidades, en nuestro potencial, en nuestros sueños, viendo hacia el futuro, no hacia atrás. Centrándonos en lo que podemos ser, sin pensar en lo que no hemos sido ni en sus razones.
Rocío Pastor
Profesora de Negociación en INCAE
Combina su experiencia profesional, de más de 20 años, en las áreas de comunicación, capital humano y gestión del cambio para apoyar a compañías y sus líderes a construir culturas saludables que impulsen los resultados del negocio. Es una entusiasta socia estratégica para organizaciones comprometidas con liberar el potencial de su gente, fortalecer la calidad del liderazgo y construir equipos de alto desempeño.